1. Anima a tus hijos a dibujar desde pequeños.
Escribir no es otra cosa que dar forma a nuestro pensamiento, pero no hace falta saber escribir para representar nuestro pensamiento. Cuándo un bebé hace un dibujo, está poniendo en práctica su capacidad de abstracción, es decir, de dar forma a sus pensamientos. Anima a tus hijos a que pinten y dibujen desde antes de que empiecen a andar.
2. Empieza por las vocales.
La escritura se compone de palabras, y éstas de letras, cada una de las cuáles representa un sonido. Cuando tus hijos empiecen a hablar, ayúdales a comprender que cada sonido se corresponde con una letra distinta. Empezar con las vocales suele resultar más fácil. Siéntate con tu hijo y traza con él las letras en un papel en blanco una y otra vez hasta que lo sepa hacer sólo.
3. Sigue con las consonantes.
El siguiente paso es sentarte con tu hijo y enseñarle las consonantes. Que le quede claro que cada consonante y su respectivo sonido se corresponde con una letra. Siéntate con él y traza en un papel en blanco las letras una y otra vez hasta que lo sepa hacer sólo. Ten paciencia, ¡te habrás dado cuenta que el número de consonantes que tiene el abecedario es muy superior al de las vocales!
4. A escribir palabras!
Ya hemos enseñado a nuestro hijo a escribir las vocales y las consonantes. Lo siguiente es enseñarle a combinarlas, es decir, a escribir palabras. Una palabra no es otra cosa que una representación de un concepto, y es importante que nuestro pequeño lo tenga claro. Una buena idea darle un folio con una foto de un objeto sencillo y hacer que escriba el nombre de dicho objeto. Por ejemplo, dibujar un burro en un folio y hacer que nuestro hijo escriba la palabra `burro´.
5. La clave está en la paciencia.
Paciencia, paciencia y más paciencia. Aprender a escribir es algo que siempre ilusiona a un niño pequeño, pero también es algo muy difícil que puede llegar a resultar muy frustrante. Se paciente y pon mucho amor en la tarea.
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